Restaurante Alcazaba - Albarracín, Teruel

M. G.

El sitio es bonito, rústico y la comida sencilla, auténtica y muy buena.
Fuimos a cenar, sin reserva, pero al haber pocas mesas recomiendo que llaméis y reservéis.
El trato del camarero es excelente. ¡Repetiremos!

Manuel R. S.

Extraordinario restaurante con platos típicos de la cocina de Albarracín. La sopa tostada, las migas con uvas, el ternasco de Aragón o el ciervo, son algunas de la exquisiteces q hemos tenido oportunidad de disfrutar. El trato ha sido inmejorable, muy atento y bien aconsejado. Los postres fantásticos: el arroz con leche casero del diez. Felicidades!

Marilo G.

Qué maravilla de lugar! Comida tradicional y guisos con carne de caza. Qué cosa tan rica!
Del vino al pan no hay nada que criticar. Lo único que hay que reservar con antelación.
La ensalada templada de perdiz es exquisita.
El plato de ciervo sabe fuerte al principio pero al segundo bocado uno ya puede valorar el saborean intenso y diferente que tiene. Si lo acompañasen con unas verduritas se disfrutaría mucho más la salsa.
El pan artesanal está muy, pero que muy bueno.
El flan de queso casero es maravilla. El postre de chocolate... No tanto.
El camarero es divino. Lo explica todo, lo que lleva cada plato, cómo se cocina con qué acompañarlo... Dejaros guiar y disfrutad de esta experiencia gastronómica.

O R.

Un restaurante de comida casera y un atención muy buena, con recomendaciones por parte del camarero.
Todo lo que nos pedimos estaba buenísimo.
Recomiendo que si vais allí os paséis a comer.

maria I.

TRATO VERGONZOSO Y COMIDA MEDIOCRE

Empiezo por el final, si puede evitar ir a comer o cenar allí, sería lo mejor que puede hacer. No solo porque no se come bien, sino porque el trato del camarero hace que se rompa el ambiente afable, mágico y cálido del pueblo.
Desde que entramos al restaurante el camarero nos trató mal, parecía un ogro antes que alguien que atiende el público. Nos señaló la mesa de manera descortés y creímos por un momento que estábamos molestándolo, sin embargo, en realidad no estaba haciendo nada significativo, simplemente no sabe atender y su hostilidad es un rasgo característico en su actitud ante los visitantes.
Una vez nos sentamos, entré a lavarme las manos. Había una puerta previa a los baños de señoras y caballeros, esta puerta estaba abierta, así que al salir la dejé igualmente abierta. Sin embargo, el camarero vino del otro lado del restaurante y la cerró de un portazo diciéndome de malas maneras que la debía cerrar la próxima vez. Esta actitud demostraba que la idea inicial no estaba alejada de la realidad, estábamos ante una persona sin modales y claramente sin ganas de trabajar en el lugar.
La carta tenía pocos platos y de estos menos de la mitad no estaban disponibles. Al preguntarle por alguno, el camarero respondía automáticamente “no hay”, “no se puede hacer porque no hay caldo”, “no lo tenemos”, así que era difícil elegir algo que quisiéramos dentro de pocas opciones. Le pregunté al camarero que me indicara qué plato estaban comiendo en una mesa. Me decía que no entendía lo que le preguntaba, había 4 mesas ocupadas y no había mucho que pensar para responder, sin embargo, nunca me pude enterar de qué se trataba el plato y me sentó muy mal su actitud maleducada ante una pregunta completamente normal. Así mismo, preguntamos por un pan con sales y aceite (aparecía en la carta) y dijo que sal y aceite no podía dar por el COVID, algo irrisorio en este año (2022) donde todos los bares y restaurantes encuentran la forma de ofrecer sal y aceite.
Pedimos de primeros (y únicos) una ensalada de queso de cabra, sopa de ajo y espárragos D.O de Navarra. La ensalada era poca, sus ingredientes no justificaban el valor de la misma, además algunas hojas de lechuga estaban muy feas y el plato, aunque se podía comer, no se justifica por calidad, precio y presentación. Sin embargo, no fue la peor parte de la cena. La sopa de ajo era un caldo muy normal, pero la sorpresa llegó al encontrar unos 10 dientes de ajo totalmente crudos en el fondo del cuenco. Imaginamos que una vez pedimos la sopa, calentaron el caldo, pelaron los ajos y los echaron al plato para que se “hicieran” en el camino entre la cocina y la mesa. Esta sopa es algo muy sencillo de hacer, equivocarse en algo así no tiene mucho sentido y menos cuando la disponibilidad de otros platos es nula.
Un punto interesante son los espárragos. Aunque en la carta sugerían que tenían D.O de Navarra, estos eran normales. Se compran por dos euros en cualquier supermercado y seguro se presentan mucho mejor que en este restaurante. Un despropósito su precio comparado a la calidad de los mismos. En medio de la cena, se me cayó un cuchillo y el camarero vio la situación, sin embargo, nunca me trajo otro y tuve que ir a la barra por uno limpio.
Con relación a las bebidas, pedimos vino y agua. Llegó el vino, la comida y pasaron varios minutos llamando al camarero gruñón para que por fin se tomara el tiempo para llevar una simple botella de agua la cual llegó al final de la cena. Por favor,si pueden evitar ir allí y llevarse un mal rato, es la mejor decisión que pueden tomar en Albarracín.

Sergio B.

Un local que nos sorprendió de principio a fin, acogedor, familiar, tranquilo y elegante. El trato por parte de camarero fue excepcional, profesional y amable como hacía mucho tiempo que no veía.
La comida nos encantó y si no fuera porque vivimos fuera sería un local de referencia para más de un fin de semana.
Recomendado 100%

Javi M.

Estoy entre las cuatro y las cinco estrellas. Hoy estoy generoso y le daré la quinta aunque no estoy convencido del todo.

Un sitio muy acogedor, propiciado por tener no tener más de 6 mesas, ser de piedra y madera, la decoración y el hilo musical (muy muy bueno)

En cuanto a la comida:
* Sopas de ajo: ojo que sin de ajo de verdad. Al que no le guste el ajo que no la pida!!
* Espárragos con DO Navarra. Muy ricos. Hermosos y gordotes. Ojo que creemos que aquí nos hicieron el lío. En Carta ponían 10€ y en cuenta nos cobraron 12€. No dijimos nada porque lo vimos tarde...
* Migas. Muy ricas. Sueltecitas, con abundante "sacramentos" y con una uvas gordas gordas.

Como platos principales
* Chuletitas de ternasco. Buena ración
* Codornices escabechadas. Llegan dos a la mesa. Escabeche muy suave, un pelín más de vinagre no hubiera pasado nada. Plato muy rico
* Guiso de ciervo. Rico sin más. La salsa un poco dulce de más y el ciervo un poco duro de más.
* Cordero a la pastora. Muy rico

Para terminar, postres de todos tipo: cuajada de oveja (la verdad es que le faltaba algo más de sabor) coulant, flan de queso (muy muy rico)...

Pilar G.

Pocas mesas , trato exquisito del personal , comida de diez

Recomiendo el cordero , muchos platos tenían una pinta increíble pero no queríamos pasarnos

Nos recomendaron un vino de la zona excelente , entre los menos caros . El pan está impresionante , como los postres caseros

Muy recomendable